Este fin de semana, en reunión familiar, una criatura de menos de dos años, lloraba y protestaba airadamente, cuando su madre y abuela, intentaban ponerle un nuevo pañal . No quería pañal y a falta, todavía de palabras , lo expresaba con lágrimas en los ojos , berridos descomunales y retorciendo el cuerpo como solo un niño pequeño puede hacer . Sus diminutos ojitos suplicaban , para que la dejaran como su madre la trajo al mundo. Por unos pocos minutos, la pequeña , consiguió su objetivo . No tenia pañal y sonreía feliz . Pasado ese poco tiempo, y ante el temor que dejara parte de la casa , como había dejado el primer pañal que traía cuando llegó , madre y abuela , abusando de su superioridad física y numérica, y a pesar de los nuevos llantos y protestas , impusieron su criterio y la pobre niña volvió a caminar con un hermoso y limpio pañal alrededor de su lindo culito. Las lágrimas y protestas de la pequeña , acabaron igual que habían empezado. De golpe. Como si se hubiera dado cuenta que había perdido la batalla . Se había negado, luchó como pudo y acabó aceptando la dura realidad . Hasta el próximo cambio de pañal, supongo.
No se porqué , pero de golpe , viendo a la pequeña protestar , me acordé de mi abuela . Al poco rato, el recuerdo se hizo evidente . Mi abuela, vivió sus últimos días en casa de mis padres . Con la cabeza más "pa allá que pa'cá" . Había días , en que la pobre mujer , me enviaba a la calle a buscar a su marido, mi abuelo, al que ni siquiera mi padre pudo conocer . La guerra se lo llevó un día de casa y nunca más volvió . Aún y así , mi abuela , mi yaya , quería que fuese a buscarle y le dijera que era la hora de comer . Que volviese a casa con su familia . A veces , incluso hacia gracia . La mayoría no. La edad le hacia desvariar . Ya no sabia ni donde estaba. Sus 89 años le habían derrotado. A pesar de todo, habían dos cosas, que la mujer tenia muy claras. Una , sus ganas de salir a la calle sola , cosa que obviamente no se le podía permitir , y dos , no quería pañal de ninguna de las maneras . Las batallas entre mi madre y hermana, con ella, eran bestiales. La yaya, se defendía como podía . Como la pequeña , utilizaba las armas que disponía . Protestar , protestar y protestar . Suplicar , suplicar y suplicar . Maldecir y de que manera . La intervención de mi difunto padre, solía zanjar la polémica . Pero no siempre . Finalmente, la yaya, otra vez igual que la pequeña , acababa aceptando la dura realidad . Pero siempre era igual , pañal tras pañal .
Resulta evidente , que tanto de pequeños como de mayores perderemos las batallas . Incluso contra aquellos que nos quieren y cuidan .
Supongo que entre pañal y pañal , alguna vez , lograremos nuestros deseos . Ganaremos la batalla. Supongo .
La vida transcurre entre un pañal y otro pañal . Entre cagada y cagada .
Saludos bárbaros.
PD: Desde aquí , agradecer a quien en mis primeros días me pusieron los malditos pañales que yo ,supongo tampoco quería y dar las gracias por anticipado, a quien si llegara el momento , me los tuviere que volver a poner.
2 comentarios:
leyendote, me hace reflexionar en varias cosas, primero en personas que no pueden valerse por si solas y hay alguien que con el pretexto de cuidar por ellas, cuiada de si misma, que no le manchen la ropa que despues tendra que lavar o la casa, etc. y tambien en que a nosotros a todos, nos ponen los pañales politicamente hablando, nuestros politicos con el bien comun, y como la niña que con el pañal puesto con un poco de juego se le pasa, a nosotros con una liga de futbol y poco mas tambien se nos pasa y nos acostumbramos a ir con pañales.
sniff.
Pd: ostia no pase el correstor¡¡
Por un momento, la he visto batallando con su energía...
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