Hace tres días, solo tres días , estaba en otro mundo. En doce días solo leí dos veces un periódico. La tele ni mirarla. De hecho no tenia ni tiempo. Cambié el estres por el relax. La prisa por la tranquilidad. La urgencia por la calma. El reloj lo olvidé. El sueño desapareció. Y el cansancio se marchó. Ni sabia, ni quería saber ,que pasaba fuera de mi lugar de descanso. Y durante esos doce días me olvidé de todo. Y de todos. Bueno casi todos.
Tuve tiempo para todo. Para comer, beber, salir, entrar, ver buena gente, reír, descansar, el sol, la playa, el chiringuito, la gambita, la rosada, el tinto de verano, la cerveza, volver a reír, disfrutar de la buena gente, dormir poco y a horas extrañas, aprovechar el tiempo, tiempo solo para mi, tiempo para los demás, tiempo para todo, ganas para todo, y sobre todo volver a reír y estar con buena gente.
Llegué a tener la sensación de estar aislado. Y me gustó. Sabía que acabaría y tendría que volver, pero puedo asegurar que este año estrujé a tope esos doce días. Llegué agotado y volví agotado. Pero diferente. Necesitaba esos doce días. Me los había ganado. Como muchos.
Pero como se suele decir, "colorín colorado este cuento se ha acabado". Y habrá que esperar otro año para intentar volver a tener esos doce días en la isla perdida donde nunca pasa nada malo. Con suerte lo conseguiremos. Con suerte.
Ya de vuelta a la dura realidad, nada mas pisar territorio comanche, y con espíritu masoquista quieres enterarte de lo que ha pasado durante esos doce días. Y al poner la puñetera tele, lo primero que veo es un edificio destrozado. Pero como mi mente aún quiere estar en "aquella isla" no me entero muy bien que ha pasado. Así que mejor descanso y mañana me entero. Un explosión de gas pienso. Ingenuo.
Al día siguiente me entero que ha sido un atentado de ETA contra una casa cuartel de la Guardia Civil en Burgos. Bueno contra la Guardia Civil , sus familias y todo aquel que pasará por allí en esos momentos. Lo bueno del atentado es que no ha conseguido matar a nadie. Si es que hay algo bueno en un atentado. Aunque resulta evidente que su intención era matar a muchas de las personas que allí habitaban. Y claro, como no les ha salido bien, a las pocas horas colocan una bomba lapa en un coche patrulla de la Guardia Civil en Palma de Mallorca y consiguen matar a dos de sus miembros. Veintisiete y veintiocho años, tenían los chavales. Uno con poco mas de un año de servicio y el segundo todavía en prácticas. Dos peligrosos elementos para la libertad del pueblo vasco.
El relax, la paz, la tranquilidad, el descanso,el olvido, ya son historia. El pescaito, el choco, el espeto, el calamar, la cervecita y el cubata pasan a ser de nuevo un deseado sueño. La mala leche ya me ha invadido. La rabia me come. La pena me puede. ¡Que asco!¡ Puta realidad!
A mi me parece que los cerdos no descansan nunca.